jueves, 29 de agosto de 2013

Odas celestes (Carlos Bousoño)


No cantaré, no, la tristeza.
No puedo, no. No he de cantarla,
sino alegría que me sube
en una ola dulce y casta.

Me desarraigo de la tierra.
Voy como un sueño sin mañana.
Vivo en el aire, transparente.
Rozo en los vientos las montañas.

¿Quién puede verme sin delirio
como la suave luz del alba,
tocando leve el ancho cielo,
su ancha tersura delicada?

Vedme animar los bosques puros
y susurrar entre las cañas.
Sonido soy tan sólo, dicha
para las verdes, frescas ramas.

Primavera de la muerte (1946)

jueves, 22 de agosto de 2013

Árboles hombres (Juan Ramón Jimenez)

Ayer tarde
volvía yo con las nubes
que entraban bajo rosales
(grande ternura redonda)
entre los troncos constantes.
La soledad era eterna
y el silencio inacabable.
Me detuve como un árbol
y oí hablar a los árboles.
El pájaro solo huía
de tan secreto paraje,
solo yo podía estar
entre las rosas finales.
Yo no quería volver
en mí, por miedo de darles
disgusto de árbol distinto
a los árboles iguales.
Los árboles se olvidaron
de mi forma de hombre errante,
y, con mi forma olvidada, 
oía hablar a los árboles.
Me retardé hasta la estrella.
En vuelo de luz suave
fui saliéndome a la orilla,
con la luna ya en el aire.
Cuando yo ya me salía
vi a los árboles mirarme, 
se daban cuenta de todo, 
y me apenaba dejarles.
Y yo los oía hablar, 
entre el nublado de nácares, 
con blando rumor, de mí.
Y ¿cómo desengañarles?
¿Cómo decirles que no, 
que yo era sólo el pasante, 
que no me hablaran a mí?
No quería traicionarles.
Y ya muy tarde, muy tarde, 
oí hablarme a los árboles.
 De «Romances de Coral Gables», en En el otro costado, 1936-1942.

jueves, 15 de agosto de 2013

Arnonía (José Hierro)


Quise tocar el gozo primitivo,
batir mis alas, trasponer la linde
y volver, al origen, desde el fin de
mi juventud, para sentirme vivo.
 Quise reverdecer el viejo olivo
de la paz, pero el alma se me rinde.
¿Quién es sin su dolor? ¿Quién que no brinde,
sin pena, su ayer libre a su hoy cautivo?
Y ¿quién se adueñará de la armonía
universal, si rompe, nota a nota,
grano a grano, el racimo, los acordes?
¿Quién se olvida que es cuna y tumba, día
y noche, honda raíz y flor que brota,
luz, sombra, vida y muerte hasta los bordes?

(De Quinta del 42, 1952)

jueves, 8 de agosto de 2013

Las identidades (Felipe Benitez Reyes)

La conciencia no. No exactamente.
Ni siquiera la culpa,
que alza estatuas de bronce para ser recordada.

Por debajo del propio pensamiento
se expande la raíz de lo sin nombre,
lo que emana de ti cuando no eres,
lo que da identidad a tus extraños.

Eres ese temblor que va contigo.
Eres el mismo, en fin, que nunca fuiste.

Quemaste el paraíso para ver cómo ardía.
Nunca pierdes la llave de tu casa invisible.
Tan errante de ti por no estar solo.
Tan perdido de ti que al fin te encuentras.

Las identidades (2006-2012)

viernes, 2 de agosto de 2013

La siesta (Juan Gil-Albert)

Si alguien me preguntara cuando un día
llegue al confín secreto : ¿qué es la tierra?
diría que un lugar en que hace frío
en el que el fuerte oprime, el débil llora,
y en el que como sombra, la injusticia,
va con su capa abierta recogiendo
el óbolo del rico y la tragedia
del desahuciado : un sitio abrupto.
Pero también diría que otras veces,
en claras situaciones alternantes,
cuando llega el estío y los países
parecen dispensar la somnolencia
de un no saber por qué se está cansado,
mientras vibra en lo alto, alucinante,
un cielo azul, los frutos se suceden
sobre las mesas blancas, y entornados
los ventanales, frescos de penumbra,
buscamos un rincón donde rendirnos
al dulce peso, entonces sí, diría
que la tierra es un bien irremplazable,
un fluido feliz, un toque absorto.
Como una tentación sin precedentes
hecha a la vez de ardor y de renuncia.
Una inmersión gustosa, un filtro lento.

(Varios) Fuentes de la constancia, B., Llibres de Sinera, 1972 (Antología poética con poemas inéditos)