jueves, 27 de febrero de 2014

Poema 59 (Rosalia de Castro)

Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de mi vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.

Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?


En las orillas del Sar (1884)

jueves, 20 de febrero de 2014

Codicilo para un duelo (Luis Izquierdo)

Las flores cuyos nombres olvidamos,
esta conversación que mantenemos
y el silencio por el que discurrimos
son la ilusión del tiempo que sumamos,
la anamnesia de a qué pertenecemos
y el ser que, si presente, inadvertimos.
Somos el eco en curso hacia la ausencia
de imágenes con alma, la conciencia
de una vida que apenas intuimos.


De "Travesías del Ausente" 2006
  

jueves, 13 de febrero de 2014

La casa del silencio (José Gorostiza)

La casa del silencio
se yergue en un rincón de la montaña,
con el capuz de tejas carcomido.
Y parece tan dócil
que apenas se conmueve con el ruido
de algún árbol cercano, donde sueña
el amoroso cónclave de un nido.

Tal vez nadie la habita
ni la quiere,
y acaso nunca la vivieron hombres;
pero su lento corazón palpita
con profundo latir de resignado,
cuando el rumor la hiere
y la sangra del trémulo costado.

Imagino, en la casa del silencio,
un patio luminoso, decorado
por la hierba que roe las canales
y un muro despintado
al caer de las lluvias torrenciales.

Y en las noches azules,
la pienso conturbada si adivina
un balbucir de luz en sus escaños,
y la oigo verter con un ruido
ya casi imperceptible, contenido,
su lloro paternal de tres mil años.

"Otras poesías" del libro "Canciones para cantar en las barcas" (1925)

jueves, 6 de febrero de 2014

Mi enemigo ( Blas Muñoz Pizarro)

Este huésped absorto que me mira
desde el silencio, cuando llega y pasa
lentamente a mi lado con la escasa
presencia de una sombra que respira;

este innoble inquilino que se gira
después de haber pasado, y que acompasa
sus pasos a mis pasos por la casa
uniendo mi verdad a su mentira;

este ser negativo, a medias ciego,
que ve el fondo del pozo y no ve el agua,
que sólo ve la escoria de la fragua

y no el acero limpio sobre el fuego…
se llama como yo, vive conmigo.
Me ama más que a nadie. Mi enemigo.

Viva Ausencia (2007-2009)