jueves, 31 de enero de 2019

Ánfora olearia (Heberto de Sysmo)

Hay un himno en la vida que es la vida.
No hace falta entenderlo: el himno suena
sin contar con nosotros, en el centro cumplido
del radiante destino de la carne. 
Dichoso el que en su noche,
rodeado de frío y de tinieblas,
cierra con fe los ojos y es capaz de escucharlo.
Vicente Gallego

Dicen que la palabra puede cambiar el mundo,
que tiene más poder incluso que la espada;
si es cierto que los libros han ganado
más guerras que las armas: se palabra.
Se terminación, fruto, del árbol de tu vida
sin certezas, un ánfora olearia,
almazara del tiempo,
floración, tras el frío.

El olivar, la luna, su noche silenciada
porque es noche te impelen a escuchar
su mudo canto, es la lección de amor
que día a día nace y muere por nosotros.
La luz de lo que pende para darse
en la rama agrietada que aún resiste
su derrota, la voz sin voz que aquieta
en la solemnidad de su silencio
a quien la enfrenta.

Es palabra quien da sin menoscabo,
quien del silencio aprende
la música intocada de su huella;
quien en la casería ve al olivo
cual número sintáctico y preciso
pues su escucha es envero de la mente;
es palabra sin miedo
quien hace una montaña con su verso de arena.

Palabra del olivo es su aceituna. 

Inédito (2019)

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