jueves, 27 de agosto de 2020

Los árboles (Eugenio Montejo)

Hablan poco los árboles, se sabe.
Pasan la vida entera meditando
y moviendo sus ramas.
Basta mirarlos en otoño
cuando se juntan en los parques:
solo conversan los más viejos,
los que reparten las nubes y los pájaros,
pero su voz se pierde entre las hojas
y muy poco nos llega, casi nada.

Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario.
Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito
de un tordo negro, ya en camino a casa,
grito final de quien no aguarda otro verano,
comprendí que en su voz hablaba un árbol,
uno de tantos,
pero no sé que hacer con ese grito,
no sé como anotarlo.

"Algunas palabras" (1976)

jueves, 20 de agosto de 2020

felizmente no tengo nada en la cabeza (Blanca Varela)

felizmente no tengo nada en la cabeza
sino unas pocas ideas equivocadas por cierto
y una memoria sin tiempo ni lugar
nada para poner
nada para dejar
sino huesos cáscaras vacías
un montoncito de cenizas y
con suerte algo de polvo
innominada nada
en lo que fue mi cabeza

"Concierto animal" (1999)

jueves, 13 de agosto de 2020

La vida que nos lleva (Julia Bellido)

 Yo sé que tú has sentido

la limpia claridad del horizonte

y el velo de la niebla

erizando tu piel.

Yo sé que has dibujado con tus ojos

el rojo delirante

de la flor del granado

y el vuelo de la alondra

bajo el cielo nublado de septiembre.


Y sé que te preguntas

qué es aquello que vimos, que tocamos.

Aquello que nos vio

y que eligió quedarse.


Y que nos hizo ser

                              lo que somos ahora.


"Las voces del mirlo" (2018)

jueves, 6 de agosto de 2020

Avanzar despacio (Teresa Espasa)

Avanzar despacio,
presentir el misterio de una ciudad
que aparece,
si la miro.

Remontar sus calles, sus farolas,
romper el horizonte y la mirada
esperando que no existas.

Descubrir como el viento
inunda la fachada quieta
y lúgubre
con su afán acostumbrado.

Es una tímida sonrisa
que se aleja vencida ante el deseo.

Es una hora que también estalla
con el fervor de siempre
porque ha llegado la noche
y el día se ha perdido.

Sin embargo, llegaré al umbral
de la conciencia
o de un café,
intuyendo el sabor
de aquel peldaño último
que te conduce a la derrota
o a la sala de un teatro.

"Desierto articulado" (1992)