Te he visto en las mañanas frías del invierno
aletear humilde en el esquema de una rama,
desde los árboles desnudos, solos,
y eras la cifra audaz del nuevo día.
Posado en un balcón te he visto
con tu mínimo canto sin adornos,
pero más resistente que la noche
y frágil como todos los hijos del oxígeno.
En urbanos jardines casi muertos,
donde el insomnio de las horas pone un huevo gris
para los viejos melancólicos,
y en el alegre patio de una escuela.
Te he visto compartir las migas de mi pan,
jovial como si fueras camarada agradecido.
Y de ti aprendo a ser instante breve de una luz
que llega, y pasa, y hace daño, y es hermosa.
"Protesta y alabanza" (2020)