jueves, 31 de diciembre de 2020

He visto (Carolina Pedroni)

                          He visto que las cosas, cuando buscan su curso

                                               encuentran su vacío.

                                       Federico Garcia Lorca, 1929



He visto

Entre el marco y la hoja, llegar la espuma.

He visto al picaporte

bañar de mar tu frente,

incendiar tus ideas

sudar sueños azules.

He visto que se curvan los silencios

que del vacío brotan las palabras

He visto a las ventanas salar tus besos

abarrotar de brazos las ausencias.


2º Premio en la Sociedad Argentina de escritores. SADE. 2020

jueves, 24 de diciembre de 2020

En la profunda calma (Eloy Sánchez Rosillo)

A veces, esta calma
en la que sé quién soy, en la que soy
éste y todos y nadie y cada uno,
me sobreviene, llega,
desciende –¿desde dónde?– sobre mí
sin motivo ni aviso.
Y yo, que iba deprisa, me detengo,
y me quedo mirando cada cosa,
sintiéndola, escuchándola.
En torno está, además, mi vida entera:
más que nada, la infancia, su color,
su sonido tan limpio, sus olores;
y lo que vino luego,
el amor y el dolor y la alegría,
hasta llegar a este momento de hoy.
Todo es presente vivo y palpitante
que quisiera ser dicho.
Y yo no quiero sino pronunciarlo.
De la quietud, entonces,
van brotando palabras.


"Sueño del origen"  (2011)

jueves, 17 de diciembre de 2020

1. He vivido ... (Jorge Riechmann)

He vivido en la superficie de las cosas.

Mas viví también por fortuna
en las palabras. Ellas iban
incorporándome a la lentitud
penetrando las estaciones de mi piel
dilatando la malla amarga de los días
rastreando el frío y el calor en los seres
zambulléndose en el amor hasta salir al tedio
en el tedio hasta dar en la esperanza
en la esperanza hasta emerger en el asombro
sin yo quererlo o porque lo quería.
Las palabras
maravillosamente
incapaces de compromiso.

No soy un juglar de la descomposición. Acaso
amo sobre todas las cosas
el lugar del canto del pinzón
la aérea ebriedad de las mimosas
y el minuto con memoria del beso de los amantes.
Pero hay que ir hasta el fondo
correr el riesgo
de abrasarse en la resistencia de las cosas
—para sacar acaso la cabeza
al otro lado del espejo
o en el frescor de un nuevo meridiano.


"27 maneras de responder a un golpe" (1989)

jueves, 10 de diciembre de 2020

Estarse sentado viendo caer la lluvia...(Pilar Blanco Díaz)

Estarse sentado viendo caer la lluvia. Como hace tantos años, espuma de los años,

sugerencia de lluvias ya perdidas.
Estar sentado contemplando una vida que fluye detrás de los cristales, que arrastra el

desperdicio de lo nunca cumplido, que bulle en veladuras. Que es tuya y no lo es.
Llegas al espectáculo cuando todo termina.

Te quedas en el margen. Limitas

con tu invisibilidad.

Los ojos advierten, pero nadie domina su oleaje.

¿Quién, entonces, vigila al que vigila?

¿Quién calibra el espejo

y encara al que interroga frente a su propio abismo?


"Vigía de tu paso" (2018)

jueves, 3 de diciembre de 2020

La canción de los soñadores (José Antonio Lago López)

Anochece,
y estos árboles silban
el mismo idioma que el viento.
Yo silbo, camino, silbo
la canción de los soñadores.
No se refleja otra cosa,
en mis ojos,
que el clarear de las sombras.

"Viaje" (2017)

jueves, 26 de noviembre de 2020

Gramática de la felicidad (Wilson Pérez Uribe)

En el cuarto de la casa
se arrumaban pequeños objetos
que vivían en la luz de cada domingo.
Un aire de claridad, un instante
en que el tiempo semejaba la ternura.
Todo parecía uno; uno parecía todo.

Bastaba abrir los ojos, despertar tan solo
ante el misterio del cuarto
donde reposaban todas las luces.

El mundo tenía la forma del amor
en el rostro de mi madre.
Y tiempo y amor
hallaban en su cuerpo
lo que apenas era mío.


Libro de la mirada (2020)

jueves, 19 de noviembre de 2020

Donde muere la muerte (Francisco Brines)

Donde muere la muerte,
porque en la vida tiene tan sólo su existencia.
En ese punto oscuro de la nada
que nace en el cerebro,
cuando se acaba el aire que acariciaba el labio,
ahora que la ceniza, como un cielo llagado,
penetra en las costillas con silencio y dolor,
y un pañuelo mojado por las lágrimas se agita
hacia lo negro.
Beso tu carne aún tibia.
Fuera del hospital, como si fuera yo, recogido
en tus brazos,
un niño de pañales mira caer la luz,
sonríe, grita, y ya le hechiza el mundo,
que habrá de abandonarle.
Madre, devuélveme mi beso.

(Publicado por primera vez en la revista Cuadernos Aispi, 

publicación semestral de la Associazione Ispanisti Italiani)

jueves, 12 de noviembre de 2020

Astillas (María Gómez Lara)

                                Los verdaderos poemas son incendios.

                                                                 Vicente Huidobro


voy frotando una astilla contra otra
y es inútil

no habrá fuego
en mis restos de madera

pude rescatar del naufragio
un trozo de leña

hueco de tormenta
atravesado por tanta agua salada

lo quebré
para inventar dos trizas que se juntan
dos chispas
que no estaban
el revés de un vacío un agujero

aquí sigo todavía estrellando mis astillas

nada que encender
y te haces humo
nada que apagar
y eres ceniza.


"Contratono" (2015)

jueves, 5 de noviembre de 2020

Tempestad con silencio (Pablo Neruda)

Truena sobre los pinos.
La nube espesa desgranó sus uvas,
cayó el agua de todo el cielo vago,
el viento dispersó su transparencia,
se llenaron los árboles de anillos,
de collares de lágrimas errantes.

Gota a gota
la lluvia se reúne
otra vez en la tierra.

Un solo trueno vuela
sobre el mar y los pinos,
un movimiento sordo:
un trueno opaco, oscuro,
son los muebles del cielo
que se arrastran.

De nube en nube caen
los pianos de la altura,
los armarios azules,
las sillas y las camas cristalinas.

Todo lo arrastra el viento.

Canta y cuenta la lluvia.

Las letras de agua caen
rompiendo las vocales
contra los techos. Todo
fue crónica perdida,
sonata dispersada gota a gota:
el corazón del agua y su escritura.
Terminó la tormenta.
Pero el silencio es otro.

"Antología general" (2010)

jueves, 29 de octubre de 2020

Terra Lliure/Tierra libre (Marc Granell)

Perquè era verda i encara pot ser verda.
Perquè és la veu dels morts que l'estimaren.
Perquè era una i encara pot ser una.
Perquè és cançó d'un mar sense memòria.
Perquè era clara i neta i no sabia
dir paraules de parla estrangera.
Perquè és batec a les goles incendiades.
Perquè era nostra i encara pot ser nostra.
Perquè és un cor que agonitza entre cadenes.
Perquè era blat i gavina en el matí.
Perquè ens la volen morir com si fos núvol.
Perquè encara naix fills amb l'alegria
de saber-se-la en la pell i la batalla.

Porque era verde y aún puede ser verde.
Porque es la voz de los muertos que la amaron.
Porque era una y aún puede ser una.
Porque es canción de un mar sin memoria.
Porque era clara y limpia y no sabía
decir palabras de habla extranjera.
Porque es latido a las gargantas incendiadas.
Porque era nuestra y aún puede ser nuestra.
Porque es un corazón que agoniza entre cadenas.
Porque era trigo y gaviota en la mañana.
Porque nos la quieren morir como si fuera nube.
Porque todavía nace hijos con la alegría
de sabérsela en la piel y la batalla.

"Poesia reunida" (1976-1999)

jueves, 22 de octubre de 2020

Desalojo de la naturaleza (Juan Arabia)

Bajemos juntos a sentir el desalojo.
Escuchar el viento que se mueve
por encima del trigo:
la aguda guerra de metal.

Un estruendo de plata
corroe lo vivo,
separa a cada una de las cosas
que existen en el mundo.

Caen ahora los primeras gotas.
La fiera tormenta confederada
se afianza para siempre
dentro de los muros de las ciudades.

"Desalojo de la naturaleza" (2018)

jueves, 15 de octubre de 2020

Cómo veo los árboles ahora...(Claudio Rodriguez)

Cómo veo los árboles ahora.
No con hojas caedizas, no con ramas sujetas a la voz del crecimiento.
Y hasta a la brisa que los quema a ráfagas no la siento como algo de la tierra
ni del cielo tampoco, sino falta
de ese dolor de vida con destino.
Y a los campos, al mar, a las montañas, muy por encima de su clara forma
los veo. ¿Qué me han hecho en la mirada? ¿Es que voy a morir? Decidme, ¿cómo veis a los hombres, a sus obras, almas inmortales? Sí, ebrio estoy, sin duda.
La mañana no es tal, es una amplia llanura sin combate, casi eterna,
casi desconocida porque en cada
lugar donde antes era sombra el tiempo, ahora la luz espera ser creada.
No solo el aire deja más su aliento:
no posee ni cántico ni nada;
se lo dan, y él empieza a rodearle
con fugaz esplendor de ritmo de ala
e intenta hacer un hueco suficiente
para no seguir fuera. No, no solo
seguir fuera quizá, sino a distancia.
Pues bien: el aire de hoy tiene su cántico. ¡Si lo oyeseis! Y el sol, el fuego, el agua, cómo dan posesión a estos mis ojos.
¿Es que voy a vivir? ¿Tan pronto acaba
la ebriedad? Ay, y cómo veo ahora
los árboles, qué pocos días faltan...

"Don de la ebriedad". (1953)

jueves, 1 de octubre de 2020

Este vivir huyendo (Basilio Fernández)

No hay tiempo que perder. La vida pasa.
No nos distraigamos
acariciando vieja arcilla.
Esta tierra que fertilizan nuestros huesos
nos da a cambio un prado, una nube sobre una colina,
la cinta azul de un río para encelar los ojos.
Apresuraos, a caballo, a escape,
flechas de las llanuras lisas.
Primavera, verano, otoño, nieve,
tobogán donde las ilusiones se desploman,
perfiles que tanto acaricié en silencio,
prismas purísimos de la noche.

Quién me dijera,
ya carbón humeante,
vana escoria arrojada, despojo del deseo,
que un día volvería a ese mundo olvidado.

Agua estancada ardiendo, primavera,
donde unos labios palpitaban,
cómo sospecharía
que habías de ser oasis de un desierto brumoso.

Sin embargo el retorno
es ya imposible. ¿Adónde voy? ¿Qué busco?
Esta estancia en que vivo
no es la misma de entonces, ni el teléfono
me trae aquella voz,
el mismo eco de ayer, calor de fuego fatuo.

Parece que los robles
me entregan sombra, pero mienten,
como miente la luz, y el aire, el cielo
que trae nuevas estrellas cada noche,
que nuevos ojos miran.

Nuevos ojos, nuevas manos que tocan
otros perfiles. Giran nuevas ruedas.
¿Para qué la memoria?
Ni lo desconocido. Experiencias inútiles
de otros aburrimientos como este mío, tuyo,
de afectos viejos que ya no son. Nostalgia, el veneno que tienta.
Si no hay nieves de antaño por las cimas,
ni aquel amor de ayer se paladea
ni esa palabra fúlgida; un momento de oro
ya cobre claro, oxida
su esmalte a cada hora.

Si todo se disipa, no os detengáis,
no hay metas: «habladle alto al olvido»,
la vida es un boomerang que a Dios regresa.


"Poesía completa" (1927-1987)

jueves, 24 de septiembre de 2020

Paisaje urbano (Joaquín Giannuzzi)

Con mis piernas surcadas
por una especie de fracaso placentero
y una perspectiva de huesos lentos,
desde la ventana del bar contemplo esta furiosa esquina
donde los átomos se han enloquecido
y se cruzan interminables ríos de motores.
He aquí el mundo
componiendo una música tan excesivamente humana
que un accidente no modificaría la situación.
Yo bebo una cerveza y me pregunto
si valía la pena, si necesitábamos este tumulto,
si este vértigo de la materia triturada es digno de nuestra fe.
Me pregunto también
si está incubando un orden distinto, una desconocida naturaleza,
donde puedan instalarse los jardines
que giran prisioneros por mi cerebro irritado.

"Teólogo en la ventana y otros poemas." (1988)

jueves, 17 de septiembre de 2020

Sonata 2 (Álvaro Mutis)

Por los árboles quemados después de la tormenta.
Por las lodosas aguas del delta.
Por lo que hay de persistente en cada día.
Por el alba de las oraciones.
Por lo que tienen ciertas hojas
en sus venas color de agua
profunda y en sombra.
Por el recuerdo de esa breve felicidad
ya olvidada
y que fuera alimento de tantos años sin nombre.
Por tu voz de ronca madreperla.
Por tus noches por las que pasa la vida
en un galope de sangre y sueño
Por lo que eres ahora para mí.
Por lo que serás en el desorden de la muerte.
Por eso te guardo a mi lado
como la sombra de una ilusoria esperanza.

"Los trabajos perdidos" (1965)

jueves, 10 de septiembre de 2020

I. Voy a cuidarte...(Julián Montesinos)

Voy a cuidarte como el helecho

cuida el rocío intacto de sus hojas

en la umbría del bosque,

feliz por su osadía.

Voy a cuidarte silenciosamente

hasta ser una gota que lenta se desliza

por el frágil cristal

de tus labios abiertos.

Con la fe de un enamorado voy a cuidarte

para que este instante no se diluya

como esa luz filtrada por las copas

nevadas de los árboles.

Al fin voy a cuidarte.


"La vida en ámbar" (2020)


jueves, 3 de septiembre de 2020

El sauce (Juan Pablo Zapater)

Plantado en el jardín, con la figura
de un triste pretendiente abandonado,
el árbol cabizbajo se reclina
sobre el cielo invertido del estanque,
y atardece volcándose en el agua
con su lluvia monzónica de hojas.

Estatua de la pena es este sauce
erigida en honor de quienes nada
confían recibir desde lo alto,
vegetal abatido que pervive
inclinado hacia el suelo,
donde sólo en la tierra y sus raíces
encuentra la razón que le sostiene
para seguir en pie, no de rodillas,
llorando su dolor, nunca su miedo.

Yo también soy el sauce y esta tarde
comparto su existir desangelado
y niego a quien nos niega en primavera
el pájaro y la orquídea, pero sigo
aferrado a la vida porque siento
los trinos rodear mis ramas solas,
jazmines florecer en torno mío.

"Mis fantasmas" (2019)

jueves, 27 de agosto de 2020

Los árboles (Eugenio Montejo)

Hablan poco los árboles, se sabe.
Pasan la vida entera meditando
y moviendo sus ramas.
Basta mirarlos en otoño
cuando se juntan en los parques:
solo conversan los más viejos,
los que reparten las nubes y los pájaros,
pero su voz se pierde entre las hojas
y muy poco nos llega, casi nada.

Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario.
Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito
de un tordo negro, ya en camino a casa,
grito final de quien no aguarda otro verano,
comprendí que en su voz hablaba un árbol,
uno de tantos,
pero no sé que hacer con ese grito,
no sé como anotarlo.

"Algunas palabras" (1976)

jueves, 20 de agosto de 2020

felizmente no tengo nada en la cabeza (Blanca Varela)

felizmente no tengo nada en la cabeza
sino unas pocas ideas equivocadas por cierto
y una memoria sin tiempo ni lugar
nada para poner
nada para dejar
sino huesos cáscaras vacías
un montoncito de cenizas y
con suerte algo de polvo
innominada nada
en lo que fue mi cabeza

"Concierto animal" (1999)

jueves, 13 de agosto de 2020

La vida que nos lleva (Julia Bellido)

 Yo sé que tú has sentido

la limpia claridad del horizonte

y el velo de la niebla

erizando tu piel.

Yo sé que has dibujado con tus ojos

el rojo delirante

de la flor del granado

y el vuelo de la alondra

bajo el cielo nublado de septiembre.


Y sé que te preguntas

qué es aquello que vimos, que tocamos.

Aquello que nos vio

y que eligió quedarse.


Y que nos hizo ser

                              lo que somos ahora.


"Las voces del mirlo" (2018)

jueves, 6 de agosto de 2020

Avanzar despacio (Teresa Espasa)

Avanzar despacio,
presentir el misterio de una ciudad
que aparece,
si la miro.

Remontar sus calles, sus farolas,
romper el horizonte y la mirada
esperando que no existas.

Descubrir como el viento
inunda la fachada quieta
y lúgubre
con su afán acostumbrado.

Es una tímida sonrisa
que se aleja vencida ante el deseo.

Es una hora que también estalla
con el fervor de siempre
porque ha llegado la noche
y el día se ha perdido.

Sin embargo, llegaré al umbral
de la conciencia
o de un café,
intuyendo el sabor
de aquel peldaño último
que te conduce a la derrota
o a la sala de un teatro.

"Desierto articulado" (1992)

jueves, 30 de julio de 2020

El sol de la viña (Dionisia García)

Sobre la viña el sol espejea en los pámpanos.
Este apreciado bien llega deprisa,
más que la oculta luz, tan deseada.


Temo que llegue el tiempo de marchitas apuestas,
y lucho por salvar el cansado entusiasmo
para seguir serena
hacia el lugar que llama en lo secreto.


Crece el tiempo, casi llega a la boca.
Quiero permanecer donde fui siempre;
ahondar en la pasión
capaz de mitigar las desventuras.
Que los claros alivien las insistentes sombras,
y un beso, de señal, mi frente roce,
para saber, al fin, como el sol de la viña,
dar luces al verdor, y agradecer el gesto.

"Aun a oscuras" (2001)

jueves, 23 de julio de 2020

Llegada al mar (José Hierro)

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Y he vuelto. Quiebro con mis piernas
tu serena cristalería.
Es como ahondar en los principios,
como embriagarse con la vida,
como sentir crecer muy hondo
un árbol de hojas amarillas
y enloquecer con el sabor
de sus frutas más encendidas.
Como sentirse con las manos
en flor, palpando la alegría.
Como escuchar el grave acorde
de la resaca y de la brisa.

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Era en otoño, y en otoño
llego, otra vez, a tus orillas.
(De entre tus ondas el otoño
nace más bello cada día).

Y ahora que yo pensaba en ti
constantemente, que creía...

(Las montañas que te rodean
tienen hogueras encendidas).
Y ahora que yo quería hablarte,
saturarme de tu alegría...

(Eres un pájaro de niebla
que picotea mis mejillas).
Y ahora que yo quería darte
toda mi sangre, que quería...

(Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida).


"Tierra sin nosotros" (1947) 

jueves, 16 de julio de 2020

Génesis, Covid.19 (Andrés Neuman)

Y el Papa dijo amén en la plaza vacía
y nadie respondió desde las nubes
y nadie respondió desde el espejo
porque todas las voces estaban bajo tierra
dulcemente acunadas por dejar de existir.


Y la Bolsa se hinchó como un pulmón
y contó las monedas del oxígeno
y desvió su aire hacia unas islas 
amarradas al mar con puntos de sutura
donde sólo hay lagartos y excepciones.

Y todos los países fueron uno
pero por sobre todo cada cual
porque muchos debieron elegir
entre virus y panes y unos pocos guardaron
un trozo de futuro en la nevera.

Y los supermercados se poblaron
de animales en busca de animales
de familias pastando todas blancas
en un campo de alcohol papel y plástico
y los guantes tecleaban el código del miedo.

Y cada sanatorio fue tormenta
y los techos llovieron y las puertas volaron
y el hilo de la vida se hizo nítido
y en los pasillos iba y venía la verdad
sin que nadie pudiera preguntarle.

Y las abuelas los abuelos vieron
con sus pieles de redes pescadoras
con las manos manchadas de memoria
con los ojos cegados de tanta lucidez
transformarse el derecho en aritmética.

Y la tecnología se hizo cuerpo
en quien ya la tenía y fue fantasma
para quienes tan sólo tenían cuerpo
y cantamos canciones que rimaban
y dijimos que nunca olvidaríamos.

Y muy pronto las voces nos quedamos calladas
en el lugar de siempre en los rincones
con zumbidos de mosca en un limbo diabólico
que es frontera entre el canto y el silencio
entre el luto y la amnesia de estar vivos.

Abril 2020

jueves, 9 de julio de 2020

Sin adiós (Claudio Rodriguez)

Qué distinto el amor es junto al mar
que en mi tierra nativa, cautiva, a la que siempre
cantaré,
a la orilla del temple de sus ríos,
con su inocencia y su clarividencia,
con esa compañía que estremece,
viendo caer la verdadera lágrima
del cielo
cuando la noche es larga
y el alba es clara.

Nunca sé por qué siento
compañero a mi cuerpo, que es augurio y refugio.
Y ahora, frente al mar,
qué urdimbre la del trigo,
la del oleaje,
qué hilatura, qué plena cosecha
encajan, sueldan, curvan
mi amor.

El movimiento curvo de las olas,
por la mañana ,
tan distinto al nocturno,
tan semejante al de los sembrados,
se va entrando en
el rumor misterioso de tu cuerpo,
hoy que hay mareas vivas
y el amor está gris perla, casi mate,
como el color del álamo en octubre.

El soñar es sencillo, pero no el contemplar.
Y ahora, al amanecer, cuando conviene
saber y obrar,
cómo suena contigo esta desnuda costa.

Cuando el amor y el mar
son una sola marejada, sin que el viento nordeste
pueda romper este recogimiento,
esta semilla sobrecogedora,
esta tierra, este agua
aquí, en el puerto,
donde ya no hay adiós, sino ancla pura.


"El vuelo de la celebración" (1976)

jueves, 2 de julio de 2020

El fruto ( Eloy Sánchez Rosillo)

Si se cifra tu empeño
en lograr ese fruto que de la rama pende,
ya lo alcanzó tu mano.
Hubo un salto y fue tuyo.

  La recompensa no es el fruto mismo,
aun siendo éste tan dulce.
Sueña incesantemente
con la ocasión dichosa en que lo viste
en la mañana azul: el aire tibio
te trajo su perfume;
una abeja dorada zumbaba en torno suyo;
oíste cantar entonces
a un pájaro en lo alto.

  El fruto verdadero es del momento
anterior al instante de saltar.

"Sueño del origen" (2011)

jueves, 25 de junio de 2020

Mediodía (Idea Vilariño)

Transparentes los aires, transparentes
la hoz de la mañana,
los blancos montes tibios, los gestos de las olas,
todo ese mar, todo ese mar que cumple
su profunda tarea,
el mar ensimismado,
el mar, a esa hora de miel en que el instinto
zumba como una abeja somnolienta...
Sol, amor, azucenas dilatadas, marinas,
Ramas rubias sensibles y tiernas como cuerpos,
vastas arenas pálidas.
Transparentes los aires, transparentes
las voces, el silencio.
A orillas del amor, del mar, de la mañana,
en la arena caliente, temblante de blancura,
cada uno es un fruto madurando su muerte.


"Paraíso perdido" (1949)

jueves, 18 de junio de 2020

1.Ese otro que también me habita...(Darío Jaramillo)

Ese otro que también me habita,
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el
                                                                                        inmotivadamente alegre,
ese otro,
también te ama.


"Poemas de amor" (1986)

jueves, 11 de junio de 2020

Ante una cesta de higos (José Manuel Benítez Ariza)

Hay mucho que decir ante una cesta de higos
y ante el detalle de poner encima,
como quien los protege de una indebida sobreexposición
–a la calima o a la bulliciosa
glotonería de las moscas–,
unas hojas que guardan el perfume del árbol
y conservan el gesto de agonía de sus múltiples manos
al cabo de sus ramas retorcidas.

(La higuera y sus achaques de gigantón envejecido.)

En esas manos he creído ver
la actitud de quien abre las suyas para dar.

(¿Qué voz pone un gigante cuando reparte golosinas?)

Tomad, éste es el fruto
que viene de la tierra y se destila
en los largos, recónditos conductos de la savia
hasta ocupar su sitio, como una estrella fija,
en la copa extendida bajo el cielo de agosto;

tomad, este es el don de la amistad,
el que congrega a muchos bajo un toldo
pespunteado de destellos
e infunde en los reunidos un ánimo de fiesta.

Compartid este fruto con los pájaros,
con la tierra que absorbe la pulpa descompuesta,
con los resplandecientes
insectos que componen su dimensión sonora.

Que vuestra vida se acompase al ciclo
de lo que se desborda hasta agotarse.

(Aquí el gigante tose, como para ordenar sus pensamientos.)

Que la muerte, esa sombra, sólo sea
la pérdida parcial de lo que pesa y cae.


"Arabesco" (2018)

jueves, 4 de junio de 2020

Noche (Francisco Brines)

   A oscuras está el mundo, y escucha su porción:
el sordo movimiento profundo de la mar; 
o su totalidad: el universo
que finge en las alturas claras luces.
El pensamiento, a ciegas, construye una verdad
que al hombre no contenta,
y las palabras lucen, como los astros,
más allá de su muerte o su vacío,
su rastro de hermosura,
su máscara de vida, en este instante vano.

"Aún no" (1971)

jueves, 28 de mayo de 2020

Hombre raro (Alejandro López Andrada)

Soy el último hombre que habla con los pájaros,
el que susurra al ojo del autillo
cuando en el campo
ya no queda nadie
y en el crepúsculo yace un resplandor
que sólo mi alma puede comprender.
Soy el anciano
que ama las ortigas
cuando, al atardecer, vomita el sol
la lentitud violeta de las sombras
que tiemblan como enredaderas mansas
baja la carpa inútil de lo azul.
En derredor de mi alma
solo hay frío
pero en mi pecho aún duermen los pastores
y cae el estío en la palma de mi mano
como un lagarto de oro.
Soy la luz
que a los gañanes muertos les da agua,
aquel que ama el dolor de los nogales
cuando vomita juncos y brezo el sol, minutos antes
de la oscuridad.
A veces soy la espiga
enamorada
de las estrellas últimas del cielo
y me hundo en las veredas más lejanas,
donde no llega nadie en el invierno
que no sea el vuelo del autillo en flor y el deambular
del vagabundo angélico
que en los trigales esconde
la humildad serena de su viejo acordeón.
Vivo en el vientre antiguo de las nubes
y en el otoño acojo los silencios
felices del buhonero
que transita entre las zarzas del amanecer.
Los mirlos me saludan cuando cruzo
la paz del horizonte hundido
y vuelo
con las libélulas por la superficie
del lago indestructible del amor.
Me abrazan las collalbas:
soy el viejo,
el hombre último que habla con los pájaros.
Nadie me entiende; por eso tengo alas
y aún me refugio en la musgosa paz
del búho feliz entre los peñascales
o en el sigilo de los petirrojos bajo el temblor violeta
de las sombras
que aún regurgita el sol de mi niñez, donde aún resiste la única verdad.

La esquina del mundo  (2012)

jueves, 21 de mayo de 2020

Las garzas (Miguel Ángel Velasco)

                                           Para Angelika

Las vi cruzar el puente, en un rasguño
de la noche cerrada: transcurrían
en formación precisa,
un sereno triángulo
como flecha segura que apuntara
al corazón del sol adivinado
más allá de la niebla,
tatuaje rojo inscrito en el calor
del territorio propio entre las alas.
Batían en la fe de un solo pulso
el plomo de los cielos, sacudiéndose
las bajas nubes tardas.
Volaban de memoria aquellos pájaros,
fantasmas de pureza con la mirada fija
en la línea de acero de una ancha tierra santa.
Quedé como imantado
en toda mi estatura a la alta aguja
de su navegación, mientras seguía
con los ojos errantes el vector de su rumbo.
Al cabo, la bandada
fue mullendo su esquema en una mecha
de bruma, hasta perderse
en la tinta del cielo.
¿A dónde irían
las garzas? Sólo sé
que algo de mi partió
como saeta fiel aquella noche
desde el arco del puente;
algo de mí se fue y boga dichoso
hacia algún sur de luz en la flecha del vuelo.



"La miel salvaje" (2003)
      

jueves, 14 de mayo de 2020

Para que los hombres...(Juan L. Ortiz)

Para que los hombres no tengan vergüenza de la belleza de las flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles o profundas
de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños.
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores,
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.


"La rama hacia el este" (1940)

jueves, 7 de mayo de 2020

Cielo (Claudio Rodriguez)

AHORA necesito más que nunca 
mirar al cielo. Ya sin fe y sin nadie, 
tras este seco mediodía, alzo 
los ojos. Y es la misma verdad de antes 
aunque el testigo sea distinto. Riesgos 
de una aventura sin leyendas ni ángeles, 
ni siquiera ese azul que hay en mi patria. 
Vale dinero respirar el aire, 
alzar los ojos, ver sin recompensa, 
aceptar una gracia que no cabe 
en los sentidos pero les da nueva 
salud, los aligera y puebla. Vale 
por mi amor este don, esta hermosura 
que no merezco ni merece nadie. 
Hoy necesito el cielo más que nunca. 
No que me salve, sí que me acompañe.  

"Alianza y condena" (1965)