Oye, mi vida: Si uno va hacia adentro,
hay algo que, afuera, podría llamarse océano,
una masa que se vuelve amplia, larga.
Sentir profundo, pleno ‒tanto como se quiera‒.
Hay un campo labrado, tulipanes que se agitan
plácidos, o mejor trémulos, una danza de colores;
hay un mundo que se vacía de palabras,
imágenes, incluso gestos de mares y llanuras.
De todo se vacía y danza, ni siquiera aire
se necesita, a veces, ahí dentro,
ni leve es la levedad ni la gravedad, grave:
allí el alma tiene tres dimensiones.
El silencio es música; la respiración, amor,
se puede vivir allí eternamente,
en ese lugar inmaterial sin tiempo.
"Vértice" (2020)