No niegues el cansancio.
Responde a la punzada
en el muslo. Qué brillo cerebral
si la obedeces
y te mueves despacio
hasta apoyar la espalda en el talud,
la espalda
en las raíces
y sobre los guijarros
que se cobijan dentro de tierra vertical,
de arena compactada y casi roja.
Si estás cansado, apóyate en el mundo.
Parte un tallo reseco entre los dedos
mientras absorbes del azul y del verde dominantes
su halo en el bochorno,
su indecisión primera,
lo que no te apelaba.
Y no preguntes.
Cuando el dolor remita,
con inocencia en la musculatura,
vuelve a andar con cuidado, pues el mundo
vendrá a apoyarse en ti
de nuevo.
Responde a la punzada
en el muslo. Qué brillo cerebral
si la obedeces
y te mueves despacio
hasta apoyar la espalda en el talud,
la espalda
en las raíces
y sobre los guijarros
que se cobijan dentro de tierra vertical,
de arena compactada y casi roja.
Si estás cansado, apóyate en el mundo.
Parte un tallo reseco entre los dedos
mientras absorbes del azul y del verde dominantes
su halo en el bochorno,
su indecisión primera,
lo que no te apelaba.
Y no preguntes.
Cuando el dolor remita,
con inocencia en la musculatura,
vuelve a andar con cuidado, pues el mundo
vendrá a apoyarse en ti
de nuevo.
"Montaña al sudoeste" (Antología poética. "Piedras al agua" 2010)
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