jueves, 8 de noviembre de 2018

Balada de tus manos (Antonio Porpetta)

En tus manos la luz es como espuma
de un mar que nunca fuera,
de un mar que ríe y llora en mi mirada
sus galernas dormidas,
sus playas donde nadie
buscará caracolas,
                 donde nadie.
En tus manos la espiga se levanta
ofreciendo su grito a las campanas,
y florece la rubia madreselva,
y hay un sueño de tiernos tomillares
que se enreda en tus dedos.
                                             En tus manos
me ha renacido un mundo
de olvidados cipreses,
un universo ciego que me llama
con su voz de sirena engañadora,
que me conduce a todo y me descubre.
En tus manos me acuno como un niño
que espera una mañana
de juegos imposibles,
de lejanos prodigios escondidos
entre las nubes blancas.
                                     En tus manos
hay un aroma lento de caminos,
una lluvia de vidrio que me inunda
como una larga muerte,
como un vuelo de pájaros oscuros             
en un viento callado.
                              En tus manos
hay una casa grande
sin puertas ni ventanas: sus paredes
escuchan mi cansancio y me rescatan
de esa noche que espera sordamente
disfrazada de estrellas.
                                En tus manos
me oculto y me reencuentro
como quise ser siempre:
Un pequeño silencio
                                 en el cauce de un río,
un diminuto fuego,
                               remansado en tus manos.

"Ardieron ya los sándalos" (1982)

1 comentario: