jueves, 28 de noviembre de 2019

Quisimos controlarlo todo (Fco. Javier Gallego Dueñas)

No siempre estaremos aquí,
y seguirán estallando de color las flores,
y a lo largo del camino amapolas
teñirán de Renoir las cunetas.
Abandonarán el cuidado los enfermos
y conductores ebrios llegarán a salvo,
cruzarán niños solos los semáforos
sin que una brizna de hierba los roce.
Quisimos controlarlo todo,
evitarles rasguños, llantos, lesiones,
y llegaron lluvias, tempestades, zarpazos.
Asistimos tras un cristal antibalas
a la selva de susurros y venganzas.
Nada pudimos hacer, nada podremos
más que esperar sentados
a que el teléfono
nos tranquilice con su sobresalto.
Confiemos ciegos en la bondad del mundo,
del que ni tú ni yo fuimos cómplices,
porque vigilar a todas horas
no hizo sanar ninguna herida.
Cuando ya no estemos, porque ya no estamos,
seguirán girando a la deriva,
el azar, lo necesario,
los fuegos artificiales y los sapos.
La lista de pendientes nunca acaba,
aprender a nadar, a gatear y deslizarse,
a atarse los zapatos, a dormir a pierna suelta,
a cuidar del aire que respiran,
mantener el orden de calcetines y de libros,
usar ibuprofeno y fallar canastas,
aprender a sudar y a suspirar cuando alguien mira.
Tendremos, eso sí, que hilvanar sus historias,
los juegos y los regresos, los testigos y las sombras.
Atesoraremos para ellos las fotografías
para que cobren sentido en sus memorias.
Guardaremos en cajas fuertes sus agonías,
pesadillas de andar por casa y sus pequeñas sorpresas,
aquellas que puedan ruborizarlos con el tiempo.
No necesitamos mapas con pistas porque
nosotros mismos enterramos sus secretos.
Aprenderán, como aprendimos,
a maldecir con voz en grito, a insultar entre dientes,
y seguirán las amapolas
brotando entre las zarzas.

"Las gramáticas del tiempo" (2017)


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