Nos marcharemos sin hacer ruido
hacia la frescura de la verdad,
hacia el calor de la ternura.
Ciudad sin nombre
que tú y yo bautizaremos
con agua de sueños,
de sudor trabajado.
Tiempo de retirada
y de sálvese quien pueda.
Nos apartaremos de esta decadencia vulgar
que nunca más levantará el vuelo.
Somos arena de desierto,
estrellas de un firmamento por descubrir,
y no necesitamos nada,
solo encaminar nuestros pasos
hacia la luz verdadera,
esa que brilla en los ojos de los sabios.
Sin palabras, sin hablar por hablar,
a merced del viento,
como navegantes de sueños.
"La belleza alcanzable" (2012)
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