jueves, 19 de mayo de 2022

El tren del estornino (a Mireia Magallón) (Álvaro Hernando)

A todos os gusta la palabra estornino
y os encandiláis con sus sombras en el aire.
Celebráis cada giro y silueta,
esa bolsa de pájaros cambiante,
metrónomos turbados,
reverberando entre los postes
de una boca.
 
Los tordos no saben espantarnos.
Intentan chocar y no lo logran.
 
Si fueran un poco más grandes
o un poco más pequeños
la cosa cambiaría
y no osaríamos embelesarnos con la miel negra
que cubre en el aire
nuestra soberbia.
 
Si fueran un poco más grandes.
Grandes, como bestias que arrancan cabezas.
O un poco más pequeños.
Pequeños, minúsculos, como el patógeno
que se introduce por el lacrimal
y troncha las ideas desde dentro
dejándonos sus ecos derretidos
flébiles ideas de exterminio.
 
No hay demasiada diferencia
entre la corte de los pájaros
y el séquito del hombre.
Ojalá fuéramos más grandes
(o microscópicos)
para comprender
desde la palpitación del eco
al centelleo de la belleza.
 
El hombre siempre choca con el hombre.


"Mar de Varna" (2021)

No hay comentarios:

Publicar un comentario