jueves, 19 de agosto de 2021

Neocoplas a la muerte de su abuelo (Juan de Beatriz)

                              En mis ojos se agolpa repentina la luz.
                              Como si tú, de pronto, volvieras a la vida.
                               José Ángel Valente

 

Ya no será más la tierra entre tus dedos,
caballones de sal
abriendo surcos por tu frente
o aquel brillo cansado del sol en tus costillas.
 
No escucharás ya más
el ulular solar de las calandrias,
ni brotará tan fuerte
el cepellón de esparto en la ribera.
Tendido en el secano,
cuando llegue la noche,
no volverá a pesar
sobre tus ojos niños
distante orfebrería derramada:
el brillo enmudecido de los astros.
 
Ya no hervirá la sangre
de las mulas salvajes por tus venas.
Cuando te marches
se detendrá por siempre, en un instante,
la savia enloquecida
que ordena y da su quicio a los planetas.
 
De ti nos quedará todo lo cóncavo.
El hueco, la hondonada, el socavón
de pronto en la costumbre. Y lo más nimio:
 
un trajín de tomillo brotando en tu sillón.
 
Resulta que
el milagro de estar vivos sucede
solo una vez, si es que sucede,
y no hace ruido.
 
Nacemos caminando
derechos a lo nadie que seremos
como una silenciosa e inevitable demolición.
 
Sin embargo,
ensayando tu adiós supe el negocio
y tal era su enigma:
vivir es meditar el precipicio,
andar la negra suma que nos mengua.
 
Esta ínfima pavesa
encendida es la muestra,
el fiel de la balanza que atestigua
que al parecer fue cierto
y aquel rumor lejano era la vida.


"Cantar qué" (2021)

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